lunes, 29 de octubre de 2007

Costumbres

Hoy no hay nada interesante que poner. Desperté y estaba lloviendo... Me mojé al ir al camión, y cuando llegué a la empresa no había luz, esperamos una hora para que regresara.

Entonces, hoy estaba viendo mis viejos escritos y me encontré uno en particular que me gusta mucho porque es un sueño que tuve y lo hize cuento corto. Se los dejo para que lo lean en un tiempo libre.

Los días de festival comenzaban para las personas del pueblo. Alegremente levantaban los puestos que alimentarían las hambriadas bocas de los participantes.

En el castillo llegaban las primeras noticias del día para el Rey, el pueblo vecino con el cual tuvieran diferencias en años pasados, había aceptado acompañarlos en las celebraciones de la liberación del reino. La princesa Aileen se encontraba en su cuarto arrglándose para el importante día, le emocionaba escuchar la noticia de los visitantes. Pero sobretodo le encantaba la idea de poder ver de nuevo al hijo del Rey Deitel.

El herrero trabajaba arduamente puesto que tenía que armar a todos los que colaborarían con la representación de la liberación del pueblo. Forjaba desde unas diminutas dagas hasta grandes armaduras para los personajes de más alto rango.

Las decoraciones que adornaban todo el lugar varíaban entre rojos, naranjas, amarillos y verdes. La música desde tempranas horas ambientaba el lugar con sus notas alegres y vivaces, la gente las cantaba mientras ralizaban los preparativos necesarios.

Era la mitad del día cuando divisaban un pequeño ejército dirigirse hacía el pueblo. Uno de los súbditos llevaba el mensaje del vigía a las manos del Rey. Este sonria y se disponía a recibirlos en el castillo. Se habían reservado las mejores habitaciones para sus nuevos amigos.

Los extraños irrumpían en la entrada con una aire de superioridad, al frente el Rey Deitel, detrás de él su hijo seguido por el capitán del ejército, sin embargo, todos los recibían con ovaciones y gritos de alegría.

En el salón del trono los Reyes estrechaban sus manos y se daban un abrazo en símbolo de amistad. La princesa servía al príncipe una copa de vino, él cual le dirigía una mirada, provocando que la chica se sonrojase.

La tarde pasaba con una serie de entretenimientos que iban desde el bufón de la corte hasta los relatos de la costumbres del lugar. Se notaba que al Rey Deitel en especial le deleitaba esta parte. Mientras tanto el principe había pasado todo ese tiempo charlando con la hija del Rey.

Sonaba la trompeta que daba inició a la representación de la liberación del pueblo. El Rey le pedía al Rey Deitel que lo ayudará con ella y este gustoso aceptaba. La gente era conducida a las afueras del pueblo, todo mundo representaba un papel en la farsa.

Al tomar posiciones la princesa era atada a un árbol según las costumbres, se alineaban varios de los soldados del Rey frente a ella. Así mismo, varios de los soldados del Rey Deitel se distribuían y algunos de ellos se alineaban frente a los contrarios en la misma lìnea de combate.

El capitán que guiaba a los soldados que defenderían a la princesa, tomaba lugar frente a sus fuerzas y comenzaba con una explicación que se escuchaba más o menos así: "Soldados, una guerra comienza hasta que uno puede ver la sangre que brota por su cuerpo". Al mismo tiempo se veía como el capitán del Rey Deitel caminaba frente a sus tropas y les dirigía unas palabras también : "No, estas equivocado una guerra comienza con la violenta muerte de un enemigo", al mismo tiempo actuaba con el desenvaine de su espada y atravesaba al capitán enemigo.

Los soldados del rey quedaban impactados al ver que el cuerpo de su capitán caía al suelo. El capitán del Rey Deitel avanzaba al mismo tiempo que su ejército. Así comenenzaba la batalla campal entre los dos reinos.

El principe que estaba peleando cerca de la princesa trataba de disculparse mientras ella le reclamaba. Él argumentaba que no le pasaría nada a ella que esto lo debía hacer por su pueblo. La princesa sólo veía como los soldados de su pueblo luchaban desesperadamente en una batalla imprevista.

El Rey deitel se acercaba a la princesa y le decía al mismo tiempo que hundía la espada en su abdomen: "Que conociera las costumbres del pueblo enemigo, ha sido su mayor debilidad". El príncipe veía a su padre mientras corria hacía él desesperado, esgrimía su espada con fuerza y haciendo un movimiento brusco le decía al tocar con el filo de esta el cuello de su Rey: "Conocer el punto débil de alguien también lo és".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

haaaa!!!!
me gustó mucho, supongo que despertaste después de eso. k bien ahora me dierón ganas de escribir algo en mo abandonado blog

Zuthiel dijo...

Eso es bueno, mi cuento inspira..Ah mi me inspiro a adornar de rojos, naranjas, verdes y amarillos mi cuarto.

Unknown dijo...

mmmm... un conclucion estaria excelente.. pero en general a mi se me hace bueno..

Zuthiel dijo...

????
un conclucion...conclusión...
bah!, de todos modos no entendi este comentario.